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miércoles, 25 de abril de 2012

“Wir sind die Besten ¡” gritaban los bávaros esta tarde en el centro de Madrid.


Un nuevo salvajismo protegido, promocionado por colectivos deportivos que adeudan a la Hacienda pública cantidades desorbitadas, corre por las calles y avenidas madrileñas esta tarde. Si no pagas te embargan la casa, pero si los clubes no pagan, les hacen la vista gorda. No hay indignación que valga para esta cultura de la agresividad y de la violencia. Madrid es hoy una caja de grillos, un escenario de la  banalidad del deporte- rey.  Mientras gritan, no piensan. La Puerta del Sol, tomada por la policía, porra en mano, acorralando a los beodos bávaros que con cervezas en la mano y con gigantescas melopeas deambulaban dando vueltas por el oso y el madroño, preparando el alarido de guerra. No, no es esta cerveza nuestra como su cerveza alemana. Esta carga más. Muchos más. Lo decía Hemingway al quien le costaba encontrar cerveza alemana para no emborracharse y tenía que ir cada tarde a la Cervecería Alemana de la Plaza de Santa Ana. Dormirán al sol la borrachera. Insultantes, desvergonzados, escupiendo por su boca, se sentían los dueños del cotarro. wir sind die Besten .Qué recuerdos históricos se devanan cuando se escucha a un bávaro decir que son los mejores. Sí, los mejores. Bávaros que en vuelos especiales, baratos,  llegaron a Barajas , dormirán en las calles y mañana temprano volarán hasta el Franz Josef Straus de Muchich.  Días de fútbol. Han puesto a los toros en cuarentena. Tardes de toros ya fenecieron y las Ventas quedaron de caseta del pobre frente a la omnipotencia del Bernabeu. Hoy Madrid, como tantas otras tardes de fútbol, se olvida de los indignados que amenazan con volver a Sol, de la crisis cacareada, Se olvidan de de las cacerías del rey y de la subida del precio del metro que hará Esperanza Aguirre. Preparándose para el largo puente que arranca el sábado hasta el miércoles, Madrid era esta tarde una fiesta de gritos y absurdas emociones porque el fútbol ha dejado de ser fútbol y se ha convertido en el fetiche que sirve de excusa para cualquier tropelía, para exacerbar las pasiones, para echar por la boca la adrenalina oculta. .   No eran los indignados, sino los indignantes. Gritar contra Alemania y su poder económico, como hacía un grupo de españolitos en Preciados, no es de recibo. Se confunde la magnesia con la gimnasia y se desatan las pasiones. Todos quieren ser los mejores. Todos gritan:”  Wir sind die Besten”. No, no es de recibo, pero todo se ha puesto a su servicio. Cuando hay fútbol, todo se paraliza. ¡ Hasta un acto que había en la Casa del Libro con motivo de las fiestas librescas , ha tenido que ser suspendido. Espero que no se haya suspendido la presentación del libro de Vargas Llosa en el Instituto Cervantes. Pero  no había cola para entrar y a las siete y media empezó el cotarro, mientras en Lavapiés un grupo de nostálgicos escuchaban fados celebrando, a su manera y con su saudade, el 25 de Abril. El título del libro de Vargas Llosa y su contenido lo dicen todo.¡  Esta cultura es una cultura de espectáculo. Así nos va ¡

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