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miércoles, 7 de mayo de 2014

No podemos callar ante lo que dice el párroco de Canena


Publicado hoy 7 de mayo de 2014 en DIARIO JAEN
Don Pedro,  no es eso que pide el Papa.
Juan  Rubio

No, no es de recibo que haya patente de corso en los púlpitos de las iglesias. “La palabra es sangre”, decía Göering. No está el horno para bollos en una sociedad en la que hay que aportar palabras de serenidad y sosiego y desterrar todo lo que sirva para avivar el fuego. Y más en quienes como ministros de la Palabra, han de ser los primeros en hacerlo.  La noticia ha corrió veloz. En este mundo con tejados de cristal, todo se sabe; y más, si hay un vídeo de por medio. No es invento del periodista, no hay que echar la culpa al mensajero. El párroco de Canena, en una homilía dominical, en una de esas celebraciones religioso-sociales, como son las Primeras Comuniones, hizo saltar las  alarmas. Don Pedro dijo lo que dijo. Me llamaban desde México y Colombia alarmados. Sabían que yo era de Jaén y querían conocer detalles. Leí la noticia, vi el video y me estremecí.

En el Sínodo de Obispos dedicado a la Palabra, siendo aún papa Benedicto XVI, se habló mucho de las homilías, de su contenido y forma. Recuerdo las palabras de uno de los representantes de España, el actual presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez. Entre otras cosas dijo que las homilías deben ser breves, alentadoras y exentas de opiniones personales. El actual papa, cada día, en su misa diaria en Santa Marta, es un ejemplo de cómo han de ser las homilías, exentas de “regañinas” y llenas de aliento y propuestas.

No es el momento de regañar, sino de curar; y menos usando el terrible drama de la violencia de género.  El silencio y sufrimiento de muchas mujeres hoy y ayer, ante los malos tratos, no puede valorarse de forma tan banal. En muchos de pueblos, y este en el que el sacerdote es párroco, las mujeres sufrieron las vejaciones y palizas de sus maridos, ricos o pobres. Pero , al parecer, según el sacerdote, eso era “mas evangélico y moral “ que matarlas. Mientras se les invitaba a callar " cristiana resignación" . ¡ Ya está bien, don Pedro, por favor ¡ . Golpearlas es matarlas en su dignidad. Ponerse eso en la boca…No es justo ni decoroso; además de ser ofensivo.
Flaco favor hace a la renovación que el Papa Francisco quien  hacer en la Iglesia, que salgan estas homilías "regañonas".  

Si algo hay que predicar es la misericordia y dejarse de esas barbaridades . Mi consejo no es otro que invitar al sacerdote a pedir disculpas: La mujer no puede seguir siendo la burra de carga y la diana de los palos de quienes se creen sus propietarios. Si no fuera por las mujeres, en muchos pueblos, ya habrían tenido que cerrar las iglesias. Al párroco de Canena le ha jugado una mala pasada la prisa. una mala pasada la prisa. No es momento de apagar tanta ilusión sembrada por el papa Francisco para que la Iglesia, como madre, cure las heridas de mucha gentes, de muchas mujeres laceradas y golpeadas, con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza y no con el vinagre unas palabras desafortunadas de alguien a quien la prisa y la vehemencia lo traicionó , llenado de dolor a muchas mujeres que siguen bebiendo a tragos y en silencio las palizas de sus parejas, esperando que un día, las tiren por el balcón y las estrellen contra el suelo. No es aquello mas cristiano que esto . ¡ Una pena que pase esto y que se diga esto en un templo, recinto de paz y serenidad!