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viernes, 29 de junio de 2012

No sean ingenuos...La Inquisición sigue viva y colendo....

¡¡¡ LA INQUISICION NO FUE ABOLIDA EN CADIZ !!!!

Es un error decir que en las Cortes de Cádiz fue suprimida la Inquisición. Lo hizo Napoleón en Chamartín, en 1808, pero no quedó muy claro. Volvió más tarde en sucesivas etapas y, hasta 1834, con María Cristina, no quedó totalmente abolida. Desapareció el Santo Oficio y su contextura civil, pero, como dijera Caro Baroja, no desapareció el espíritu inquisitorial. Eso es harina de otro costal. En Cádiz se quitó hierro a los motivos políticos, pero no se quiso eliminar del todo el cordón sanitario de los Pirineos a lo religioso. Todo el siglo XIX se convirtió en un hervidero de ideas que intentaban salir, empujándose, forcejeando a través de un cuello de botella, intentando buscar la salida hacia un mundo de luz, de belleza y de libertad.Desaparecieron los instrumentos de tortura y pasaron a museos del horror, pero no desapareció el deseo de amordazar, controlar y seguir limpiando y dando esplendor a una única verdad. Desapareció el Índice de Libros Prohibidos, pero siguió aumentando el listado de heterodoxos. Desapareció la Inquisición, pero siguió su espíritu agazapado en muchas mentes nostálgicas de aquellos tiempos oscuros.

jueves, 28 de junio de 2012

"¿ Qué hora es López ? ¡ La que usted quiera, señor Ministro !"

Los palmeros abundan, como abundan los hagiógrafos en esta tierra nuestra de tanta pluma alquilada y tanto teclado soporífero. En la prensa cada vez más se hace difícil saber qué pasa porque todo se ha convertido en terminal del poder que ata, chantajea, asusta y acorrala. Es impresionante cómo tiembla el becario o aquel otro al que le cumple el contrato. Es ignominioso e indecente el sistema por el que hacen comulgar con ruedas de molino a grandez profesionales. Y todo esto cuando lo hacen gentes a los que la ética les obliga, aún más indecente.

Preguntaba aquel secretario personal al ministro del ramo: “ ¿ Qué hora es López ?”. Y López, sumiso, doblado y sonriente, decia: “ La que usted quiera, Sr. Ministro”. Así son las cosas. Cada día la libertad tirita más. Cada día hay más “amos del amo”. Cada día el miedo es más fuerte y la libertad más débil. Cada día aumenta el coro de palmeros y de plañideras. Esto es un erial. Si leer hace rebeldes, escribir hace a la gente outsider. Hoy una pieza te puede costar la vida y mañana una cronica te lleva al paredón. Ya lo decía Fouché, el todopoderoso ministro de Napoleón. “Dadme una frase y llevo al paredón a quien la ha escrito”. Sacar de contexto es algo propio de los amanuenses que escriben al dictado.

Es hora de reivindicar, no la libertad de prensa, que es una falacia, sino la libertad de la palabra, lo unico que nos queda.

Desgraciadamente hoy tengo que recomendar la lectura de una biogafía espeluznante, la que se ha escrito sobre Goebels, el Ministro de Propaganda de Hitler....¡ Cuánto han aprendido en muchos lugares de este insigne ymaldito nazi !

lunes, 18 de junio de 2012

Texto leído en la presentación de "Sendino de muere", de Pablo D´ors. Fragmenta Editorial. Barcelona. 2012.


  1. Madrid, 18 de junio de 2012. Fondo de Cultura Económica
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  3. Muy buenas tardes.
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  5. Quiero comenzar con una anécdota. Durante estas dos semanas he viajado por México y Buenos Aires con una preocupación, de esas que se asoman a cada instante y que te advierten de algo que tienes que hacer y no has hecho y que tienes pendiente. Hoy tenía que estar aquí, presentando este libro d el buen amigo Pablo D´Ors. Olvidé llevarme el libro al viaje y dudaba de estar en condiciones, a la vuelta, de pergeñar estas cuartillas en un solo día, que es el que tendría. Es algo que cada vez me gusta menos, ser hijo de la prisa. Mi sorpresa fue grande cuando, a la salida del hotel, en las cercanías de la Plaza de Mayo de Buenos Aires, me quedé absorto en una librería que hace esquina en la calle Bolívar. Librería Ávila, se llama. Creí que era una de las ironías borgianas que te atrapan allá, esas ironías a las que nos tiene acostumbrado el autor de Ficciones. Ya saben ustedes lo que nos pasa en la ciudad porteña a los que nos gustan los libros. Nos embelesamos buscando y rebuscando y ante un escaparate, se nos va el santo al cielo. Ahí, en ese escaparate se quitó mi preocupación. Muy bien situado, a la altura de la vista, estaba este libro de Pablo que hoy presentamos, junto a otros de Fragmenta. ¡Sendino se muere en un escaparate de novedades de Buenos Aires¡ El azar me lo puso en bandeja. Entré, lo compré y me subí a la habitación del hotel para leerlo de un tirón, sin levantar la vista, con ese placer que da un texto en el que te solazas, pero que te inquieta a la vez. Para quienes, como Gil de Biedma, decimos que “de casi todo hace ya más de veinte años”, y vamos con esperanza en un camino ya de “recogida”, estos temas que aborda Pablo, nos dan esperanza, fuerza y aliento porque nos ayudan a enfocar la vida de otra forma. Leí el libro y pensé qué decirles. Fui haciendo anotaciones y aquí les dejo algunas por las que considero que hay que leer esta obra, que no es obra menor, de Pablo. Con su lectura, en aquel hotel porteño, en el tardío otoño austral, mientras oía llover y el otoño me traía recuerdos inefables de hojas que caducan, sentí el placer en ese lugar en el que Nabokov dice que se sitúa el placer de la ficción, en la columna vertebral. Y así fue. Yo sentí este placer con las 77 hojas de este librito.  Pero tengo que decirles algo antes. Justo hace un par de meses acabé de leer otro diario: Doctor Glas, de Söderberg traducido por Gabriel Ferrater en 1963 y publicado por Alfabia, una de las mejores librerias de Barcelona, con una interesante addenda del mismo Ferrater. Doctor Glas pertenece a ese tipo de novela corta fin de siècle, de exacerbada sensibilidad, que adopta la forma del diario íntimo, y cuyo máximo representante son Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, de Rainer Maria Rilke  y a la que también pertenece Diario de un enfermo, la primera obra narrativa de Azorín, de 1900. La materia prima de este relato es la sensibilidad moral, de forma directa, y estética, de forma indirecta, de su personaje central. El personaje principal es médico. El antagonista es el Reverendo Gregorius, un clérigo moralmente corrupto. La joven y hermosa esposa de Gregorius confiesa al Dr. Glas que su vida sexual la está haciendo desgraciada y le pide su ayuda. Glas, enamorado de ella, acepta ayudarla aun cuando ella ya tiene un amante. Sin embargo el Reverendo no quiere prescindir de sus «derechos maritales». Así pues, para hacer feliz a su amada, el doctor Glas comienza a planear el asesinato de su marido. No tiene nada que ver el argumento de una y otra obra, pero si el pulso y el arranque de las dos. Recomiendo esta novela a Pablo quien, hace poco en la revista Vida Nueva decía que para él, los tres grandes temas de su literatura han sido: el sexo, la locura y la muerte y que quedaban cerrados con esta obra, habiendo dedicado a las dos primeras sus Ideas Puras y sus Lecciones de Ilusión. En esta novela del autor sueco tienes, querido Pablo, “el sexo, la locura y la muerte” juntas y un denominador común que pudiéramos poner en la faja promocional de libro: “He ayudado a mucha gente a lo largo de mi vida, pero no me he podido ayudar a mi mismo”. Esta obra de Pablo es la respuesta a las palabras del escritor sueco. Entre ambas se puede establecer un diálogo en el que no voy a entrar, pero de gran interés. Fíjense cómo arranca el libro de Pablo: “He dedicado mi vida a ayudar a los demás, pero no he podido marcharme de este mundo sin dejarme ayudar por ellos”. Son ópticas bien distintas. Poner en diálogo a Sendino con el Dr. Glas es un trabajo que daría para mucho. Pablo D´Ors lo pone en bandeja.
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  7. Ahora les indico las cinco razones por las que a mi juicio vale la pena leer este libro
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  9. 1.     Es este un libro en donde el dolor se calma. Su lectura atempera, suaviza, pone bálsamo a las heridas de la vida, del amor, de la muerte. El dolor calma al lector que acomete su lectura. En ese sentido es un libro de un gran tono espiritual. Su lectura calma el espíritu de quienes ven el dolor y la muerte como algo negativo y abre un ventanuco de luz y de esperanza. No está mal gritar con tono de esperanza en tiempos de una cultura de la muerte que se adentra por las rendijas de la sociedad. La belleza de la obra de Javier Marías, Los Enamoramientos, es un alegato indirecto al derecho a morir. Esta de Pablo es un alegato al derecho a saber morir con dignidad también, pero con otro tono moral.
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  11. 2.     Es un libro que se definiría como micro literatura, tan necesaria hoy para despertar el gusto lector. Pequeñas dosis de bien decir, de un decir con sentido. Son pequeñas dosis que estremece. El uso indirecto de unas memorias, de un diario, de algo que se escribió en la intimidad propia de un cuaderno de bitácora personal e intimo, aliado de la soledad, derrama y efluvio de lo intimo, queda ahora al descubierto con un sereno fluir, como manantial sereno. La materia prima que recibe el autor, el diario de Sendino, se ve con mayor luz con el paso del tiempo. Es un tipo de literatura que ayuda. Se trata de verter lo que otros han pensado en una obra distinta y fiel a la vez. Pablo lo ha hecho con respeto profundo, sin herir el pudor que supone un acercamiento al dolor.
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  13. 3.     Es un libro en el que la técnica narrativa usa el diario, transformándolo a la vista de los acontecimientos posteriores. En este sentido no es una novela, aunque como dijera el maestro Borges es una narración no una novela. Nos empeñamos demasiado en reducir la literatura a la novela. Este texto va más allá. Hubiera sido fácil, dice el autor, hace una novela al estilo de La muerte de Ivan Illic, de Tolstoi, pero no. Es un relato bien armado con ingredientes de realismo, con pulso de relato corto, con magia en la palabra. Esa magia se produce en la sencillez con que se cuenta.
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  15. 4.     No entra el libro en la moralina, pero su exposición lleva una fuerte carga sobre el sentido del dolor. Y hay aquí una teoría de la belleza. Dice “Lo que a mis ojos hace grande a Sendino, no es la muerte, sino el morir”. Pablo, el sacerdote y escritor queda embelesado ante lo que ve en Sendino: la compostura, la elegancia, la firmeza. Sabe ver una belleza singular en esta actitud. Y también en el vestir sencillo de una indumentaria de hospital “un cuerpo femenino pero asexuado; elegante sin afectación; flexible, pero no amorfo; terso, pero no rígido”. La belleza no solo está para Pablo en la compostura, sino también en la manera de hablar, en el alto nivel espiritual de la enferma, a la discreción. Una belleza, al fin y al cabo que despertó la interioridad del sacerdote y del escritor. Y esa belleza queda plasmada en el final de la primera parte: El cuadro de la Anunciación de Fra Angelico: El Fiat de María. Maria, Sendino, Pablo…todo e un ámbito de alumbramiento. Todo es luz, y vida, incluso en el morir. Todo es belleza, un camino de trascendencia. La cruz tiene su belleza.
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  17. 5.     Y una última razón entre otras muchas, sin desvelarle el contenido, invitándoles a que se adentren en él. Es un libro que puede servir de cabecera de mesita de noche, no solo para el enfermo, sino para todos quienes deseen ver en la literatura esa píldora que calma el dolor, que alivia la esperanza y que hace vivir otras vidas. Y otras muertes, en este caso la de Sendino, según Pablo D´Ors.
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  19. Yo les recomiendo este pequeño libro. Está bien escrito, es sugerente y respetuoso y nos adentra, de lleno es algo que para mí viene siendo de un tiempo  a esta parte objeto de interés: la belleza de la inmadurez. Estar enferma ayudó a Sendino a repasar su propio quehacer medico; a Pablo a repasar su papel como sacerdote y a todos a seguir aprendiendo. El eterno aprendizaje, el trabajo del crecimiento interior, el deseo de avanzar y perfeccionarse. La belleza de la imperfección es una belleza convulsa. Leyendo este libro nos darán ganas de seguir aprendiendo. Con esto habrá valido la pena su lectura.
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