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domingo, 15 de enero de 2012

Empezamos por Madrid


En Madrid se pasa del frío al calor de pronto, como se pasa del odio al amor. “Seis meses de invierno y seis meses de infierno”, dicen los viejos, gatos todos ellos. Tres generaciones. “¡Al menos ¡” replica un portero de Chamberí, si es que aquí queda ya alguien más que estudiantes o inmigrantes, sableados por inquilinos de las afueras que pagan la hipoteca del adosado con el desorbitado piso de alquiler. Mal le fue a Bolaño en Madrid. Prefería Barcelona. Le leí una vez que nunca había sentido tanto frío y tantas ganas de matar a alguien como en Madrid. Le quieren poner la “z” al final. La “d” es menos madrileña. La “z” es más cursi. Prefiero la “z” porque la cursilería tiene su punto. Pero a quien llega de las afueras, del extrarradio, Madrid le mola con sus callejuelas de Malasaña y sus tiendas de Chueca; con sus Tabernas de Arguelles o esas calles del viejo Madrid de los Austrias por donde corría Heminway buscando cerveza en la Cervecería Alemana de la Plaza de Santa Ana, corazón del Madrid rompeolas, cruce a Lavapies y sus callejuelas bohemias, o buscando Alcalá y la Gran Vía, o bajando a los viejos arrabales de Atocha…El Madrid de “Misericordia” de Galdós o el que Umbral detestaba, salvando los “Días felices de Arguelles”. En Madrid hay dos partes que La Castellana divide. Hay dos mundos, el oficial y el canalla; el beato y el liberal. En Madrid te asaltan las tabernas gallegas o riojanas y los tablaos andaluces para turistas con cámaras al cuello como rifles que estampan el momento. Gran Vía es Nueva York, decía I. Eremburg, ese ruso tan ruso al que le molaba la falange y que gustaba contar chismes a Kolsov en los días de guerra, asomándose al frente, a escondidas, Princesa arriba. Allí se veía con Dos Passos y el ruso siempre a la caza de chismes y de vodka, vendiendo mentiras y acorralando fascistas. La Gran Vía no duerme. Como no duerme el faro de Moncloa ni el macro hall de Plaza de Castilla, allá por Chamartín, viejos predios clericales, comprados por los ricos cuando la fiebre desamortizadora. Hábiles testaferros. Madrid y esa tétrica belleza de sus calles. "Una pedrada en la Puerta del Sol mueve ondas concéntricas en toda la laguna de España" A Madrid la hizo, según Umbral: “ entre Carlos III, Sabatini y un albañil de Jaén, que era el que se lo curraba."
El viejo Galdós, desde su casa de Hilarión Eslava decía: "Ay, qué Madrid este, todo apariencia. Dice un caballero que yo conozco, que esto es un Carnaval de todos los días, en que los pobres se visten de ricos. Y aquí, salvo media docena, todos son pobres facha, señora, y nada más que facha. Esta gente no entiende de comodidades dentro de casa. Viven en la calle, y por vestirse bien y poder ir al teatro, hay familia que se mantiene todo el año con tortillas de patatas... Conozco señoras de empleados que están cesantes la mitad del año, y da gusto verlas guapetonas. Parecen duquesas, y los niños principitos. ¿Cómo es esto? Yo no lo sé. Dice un caballero que yo conozco, que de esos misterios está lleno Madrid. Muchas no comen para poder vestirse; pero algunas se las arreglan de otro modo... Yo sé historias, ¡ah! yo he visto mucho... las tales se buscan la vida, se negocian el trapo como pueden, y luego hablan de otras ¡como si ellas no fueran peores!..."

Y ese Manzanares que es como los estudiantes de Salamanca, con vacaciones en verano y curso solo en invierno.... Y seguiremos caminando por Madrid en este blog entre canalla y bobalicón.

1 comentario:

  1. Yo también tuve el honor de conocer a don Manuel Fraga. Llegó a Andújar en un seat 600 porque su coche se había averiado; le esperaban los miembros del PP ya que venía inaugurar la sede. Yo me encontraba un poco distanciado de ellos esperando la llegada con objeto de cubrir la noticia para diario JAEN. Resulta que el coche se paró justo donde yo estaba. Se bajó del coche y se dirigió a mi diciendo: "Hola, mi buen amigo, cómo está usted". Yo le dije que muy bien pero que los del PP eran lo señores que había más abajo. Por supuesto que ya venían corriendo a saludarle, don Valentín Cisneros, Luis de Torres y toda la cúpula del partido. Luego cuando me lo presentaron en la sede y al decirle que era el corresponsal de JAEN dijo: "ha sido al señor que he saludado primero y ya le he visto escribir". Fraga era así un crack y un fenomeno. Eduardo Alvarado

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