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martes, 22 de mayo de 2012

Cuando la pérdida del ser amado se hace insoportable


«(...) Los momentos en los que el alma no encierra más que un puro grito de auxilio deben ser precisamente aquellos en que Dios no puede socorrer. Igual que un hombre a punto de ahogarse al que nadie puede socorrer porque se aferra a quien lo intenta y le aprieta sin dejarle respiro. Es muy probable que nuestros propios gritos reiterados ensordezcan la voz que esperamos oír.»

En 1952 la joven poetisa norteamericana H.J. Greshmam llegó a la vida del ya maduro, cincuentón, profesor de Oxford Clive S. Lewis. Ambos vivieron un amor intenso, interrumpido por la muerte de la poetisa. Fue entonces, en 1961, cuando el escritor inglés escribió su pequeño libro “Una pena en observación”. Impresionante elegía y reflexión sobre el valor de la pérdida, de toda pérdida, incluso de la que no tiene a la muerte como detonante. El maduro profesor vivía entre sus libros, sus conferencias, sus caprichos de soltero. Su mundo era pequeño y se vio zarandeado por el joven amor que llegaba de allende los mares. Una breve pero intensa relación de amor que duró poco tiempo, pero intenso;: sonrisas, palabras, paseos, coloquios, miradas, cuerpos, lágrimas…. “ Por qué Oh Dios, te tomaste tantas molestias para sacar a la fuerza de su concha a esta criatura, si ahora la condenas a que sea nuevamente absorbida al interior de esa concha? Grita Lewis que  veía a su amada en todos los momentos, los lugares, los espacios, los recuerdos. Se negó a enamorarse del recuerdo, de la imagen elaborada y encauzó su dolor a enamorarse de ella, aun desaparecida de una forma nueva. En este libro le devuelve la presencia que ya se hace eterna.  El libro es una contemplación de esa pena viva, de esa mujer viva que le devolvió la vida y que hizo incluso que se despojara de su pasado. La pequeña novela quedó maravillosamente interpretada en la película “Tierra de penumbras”  de Richard Attemboruog, interpretada por A. Hopkins y D. Wringer….en donde se aprecia el vendaval que supuso en la vida del maduro profesor el viento fresco y vital de la joven poetisa. Con este esfuerzo el autor resucita a alguien que nunca ya puede morir, ni desaparecer porque su presencia es eterna…..Un libro emocionante, profundo…un libro en donde el dolor se calma y la vida reverdece 

"Una pena en observación". Anagrama 2002

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