Aquí estoy, amarrado al vicio de escribir. Es el pensamiento el territorio más libre que se nos ha dado....." A la cárcel iré, a dormir será si quiero" dijo Sancho al Quijote. Nada más sagrado que la libertad. Lo decía Pessoa: "No el placer, no el poder, no la gloria. la libertad, solo la libertad". Y aquí encontré un muro más en donde seguir dibujando mis pensamientos, amarrado al vicio, que ya es velero, de libertad. Gracias por la visita.
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jueves, 20 de septiembre de 2012
Palabras en el acto homenaje a Lolo en Linares
martes, 18 de septiembre de 2012
La ajetrea vida de la Schwarzenbach.
“Ella, tan amada”, de Melania Mazzucco, es un texto brillante. Tenemos la tentación de decir que es una novela, pero es una biografía novelada de la escritora suiza Annemarie Schwarzenbach (1908-1942), un auténtico mito de la trasgresión y de la dificultad de vivir. Las novelas sobre persoajes desconocidos son bellas novelas históricas, como sucedió con Adriano de Yourcenar-. Esta es la vida de Schwarzenbach (rica, lesbiana, morfinómana, íntima de los hermanos Mann, con dos intentos de suicidio y una muerte en apariencia absurda)
Thomas Mann dijo dijo de ella que era un “ángel devastado” y que con su bello aire andrógino, casi efébico, sedujo a hombres y mujeres, mientras buscaba su libertad, su verdad y su ser en viajes extraños por el Oriente Medio, casada con un diplomático francés homosexual, mientras Alemania ardía en nazismo y sus admirados “gemelos Mann” (Klaus y Erika) y su célebre padre optaban por el exilio.
Annemarie parece un personaje de Paul Bowles, como el que dice en “El cielo protector”: “No creo estar hecha para vivir-dijo con desesperación”. Un icono del siglo XX: ambigüedad, lirismo, sexo, droga, búsqueda, pesquisa y huída, constante y visceral huída hacia la invisible (y sobre todo intocable) felicidad.
Este fascinador personaje sedujo también a Carson McCullers-
lunes, 17 de septiembre de 2012
La huelga del Metro de Madrid no da en la diana. Es un tiro equivocado

Los dignos y vapuleados trabajadores no pueden ser tratados como ganado en las estaciones de Metro de Madrid por esta huelga irresponsable.
La huelga de Metro hoy en Madrid no deja de ser una irresponsabilidad. Justo cuando la gente empieza a trabajar con la incertidumbre de si trabajará mañana; cuando las familias hacen sus cábalas, después de que les hayan despojado el bolsillo para que a sus hijos no les falte de nada en el colegio; justo cuando nos piden recortes y más recortes. Y mañana, “de oca a oca y tiro porque me toca”; justo cuando seis millones de españoles se sienten heridos y engañados sin trabajo, viene esta huelga absurda.
Había que ver la cara de la gente hoy en el metro, con las paradas llenas, sudando la gota gorda, apretujados en los coches que venían llenos y pasaban casi de largo. Los chorizos aprovechándose de los pobres ancianos. A uno le robaron la cartera y a la otra el móvil. Quienes estaban en el Metro eran trabajadores de las ciudades del cinturón industrial ancianos camino del médico, y llegando tarde a la cita, estudiantes que empezaban, jóvenes sin trabajo y buscándolo y con dificultades para comprarse el bono transporte. Todos estrujando el bono, su única defensa para recorrer la ciudad para necesidades básicas.
Quienes no notaron la huelga son aquellos a los que la paga del mes les da para taxi o coche oficial; los que hace tiempo no saben lo que es el Metro y esa vida subterránea que bulle en los sótanos de la ciudad. Ellos, muchos causantes del problema, se enterarán de la huelga por las noticias. No va con ellos. Es cosa de la chusma trabajadora
El canto de cisne de los sindicatos no puede cebarse con los trabajadores. La huelga es justa, pero no pueden siempre sufrirla los pobres y sencillos trabajadores a los que solo les queda el Metro….Esto ha sido una auténtica barrabasada que solo ha hecho calentar al personal, mas de lo que ya está.
Y mientras los sufridos ciudadanos escuchan el comunicado de los altavoces, ven en la televisión de las paradas la sorpresiva dimisión de Esperanza Aguirre. Indignación. Se va cuando todo esta liado, cuando la madeja esta enroscada. Ha visto el toro y se ha metido en la barrera. La han dejado sola.
Pero a las siete de la mañana el Metro estará de gente trabajadora que seguirá sacando este país adelante. Las protestas tienen que afectar arriba, más arriba. Que no se vayan de rositas los bancos, los políticos, los responsables de esta crisis. ¡ No sigan atormentando a los trabajadores ¡ Imaginación al poder. Algo habrá que hacer.
Ni los franceses ni los alemanes quisieran MASTRICH si hubiera referendum
Leo esta mañana en “Le Figaro “ un suelto interesante referido a la opinión de los franceses sobre el “Tratado de Mastrich”. Dice el periódico galo que un 64 % de franceses votarían hoy , si hubiera referémdum, en contra. Y lo que más llama la atención es que los alemanes serían un 65 %.- Y esto lo dicen los ciudadanos de dos paises que se dan la mano para hacerse con el poder europeo. Nunca trillaron bien los franceses y los alemanes. En las dos grandes guerras últimas lucharon en bandos encontrados y el resultado hizo que el diseño europeo cambiara. La capitulación de París la firmó Hitler en el mismo vagón en el que se firmó la de Versalles que tanto humilló a los alemanes tras la derrota francesa en la Gran Guerra.La Historia europe es una larga historia de polvos que traen lodos, de vientos que siembran tempestades.
En Aquisgran, junto a la tumba de Carlomagno, uno de los padres de la idea de Europa, se habló de mucho, se soñó mucho y se pusieron las bases de la unidad económica, pero se ha perdido mucha fuerza y a la unidad de tantas cosas, la unidad monetaria se tambalea.
No estan de acuerdo con Mastrich la mayoria de los dos paises más fuertes, porque Inglaterra aguantó con la libra. Qué podrá hacer la zona de euro pobre, la que linda el Mediterraneo, la que solo ofrece sol, fruta yplaya para los ocios de los arduos vecinos franco prusioanos, en los albores del IV Reich. Se las saben todas.
domingo, 16 de septiembre de 2012
Todo arrancó con un “discorsseto”

CAPITULO DEL LIBRO
"Hubo una vez un Concilio...Carta a un joven que no conoció el Vaticano II"
Te cuento cómo empezó todo. Fue una mañana de enero, el día 25, en la basílica de San Pablo Extramuros, en Roma. Corría el año 1959. Hay cosas importantes que se anuncian de la forma más sencilla y, como sabes, hay cosas que son simples y se les adorna de un boato excesivo. El anuncio del Vaticano II llegó como la brisa suave y sencilla. Hubo quien lo calificó de un anuncio “inesperado, imprevisto y sorprendente“. Inesperado porque es verdad que nadie esperaba aquella fría mañana de invierno y fuera de los muros del Vaticano, un anuncio del Papa de tal envergadura; imprevisto porque se había saltado las férreas agendas vaticanas, tan medidas y controladas; y sorprendente, porque fue una verdadera sorpresa para todos, incluidos los cardenales que, como más tarde dijo el pontífice, reaccionaron “con un impresionante y devoto silencio”. No fue un anuncio adornado por la parafernalia vaticana habitual. Además, el lugar, fuera de los muros vaticanos, junto a la tumba del Apóstol de los Gentiles, en la Basílica de San Pablo, venía a ser como un signo: la Iglesia no debe quedar encerrada en los cenáculos; hay que salir a los caminos, como Pablo. Todo un indicador de lo que la asamblea conciliar desarrollaría más tarde. Te hablaré de qué es un concilio y de cómo éste fue especial y por qué.
Pero no creas que por ser tímida en la forma, era también en el contenido y que estaba impregnada de miedo o de dudas sobre su oportunidad por parte del Papa. No, ni mucho menos. Se hizo desde la sencillez, pero también desde la clara determinación, después de mucho tiempo dándole vueltas en la cabeza de aquel Papa bueno, en la oración y el consejo. Quizá te haya pasado también a ti algunas veces eso. Llevas tiempo dándole vueltas a algo importante, ves las dudas, las certezas, los problemas, las dificultades, pero al final, te decides en unos minutos. Vas y lo sueltas sin darle mucha importancia, y se arma el revuelo. Algo de eso pasó con el primer anuncio del Concilio. Todo empezó con un pequeño discurso, un “discorsetto” que dicen los italianos, a modo de charla, sin el rango de gran discurso. El Papa lo tenía claro y lo soltó con esa claridad, pero también con firmeza. Empezó diciendo: “Pronuncio ante ustedes, cierto, temblando con un poco de conmoción, pero al mismo tiempo con humilde resolución de propósito, la propuesta de llevar a cabo un Concilio Ecuménico para la Iglesia Universal”. Ya ves. Temblando, dice, como los que se sienten pequeños y sencillos, pero también dice que con “humilde resolución de propósito”, con valentía, porque las cosas las tenía claras. La propuesta era un concilio ecuménico. Me imagino al Papa anciano y bueno en aquella fría mañana de enero. Me lo imagino seguro pero delicado al proponerlo. El último concilio se había celebrado poco menos de un siglo antes, entre 1869 y 1870. Acabó como el Rosario de la Aurora, que dicen en mi tierra. El último día, los obispos tuvieron que huir en medio de una impresionante tormenta con las tropas de Garibaldi rodeando Roma. Garibaldi estaba a las puertas de la Ciudad y la unidad de Italia era el objetivo. Los Estados Pontificios eran el último bastión a batir. Ya ves.
Pero volvamos al bueno del papa Juan. Imagínate el revuelo que se armó. Un Papa recién llegado y ya anciano, aprovecha una salida fuera de la basílica del Vaticano y en unas dependencias del templo, ante un grupo de cardenales, les dice que va a convocar nada más y nada menos que un Concilio. Pero así se las gastaba aquel hombre tan querido por la gente al que llamaban “El párroco del mundo”.
El día de ese ya famoso “discorsetto” fue el 25 de enero de 1959. El papa Juan XXIII, que había sido elegido en el cónclave de octubre de 1958, acudía por primera vez a la celebración de la fiesta de la conversión de san Pablo en la basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, la segunda más grande las cuatro grandes basílicas romanas, situada a once kilómetros del Vaticano y lugar en el que, según las últimas investigaciones arqueológicas, se encuentra el sepulcro del apóstol Pablo, lugar de culto de la primitiva Iglesia. Para ese día, el Papa había convocado un consistorio de cardenales, una reunión en la que él suele consultar o informar de asuntos de importancia para la vida eclesial. Habían pasado tan solo unos meses desde su elección y muchos creyeron que se trataría de unas primeras actuaciones que el nuevo Papa quería dar a conocer y de algunos nombramientos. Es la curiosidad de los primeros cien días que a todo gobernante se le conceden antes de evaluar su labor. Era el momento quizás de saber por dónde tiraría el anciano patriarca de Venecia, Ángelo Roncalli, ahora ya sucesor de Pedro, y en el que contemplaban una etapa de transición. Me cuenta un amigo que ese día, después del anuncio, paseaba con un cardenal que no salía de su asombro ante el anuncio y que, aunque después fue uno de los que aceptaron la reforma, creía aquello una locura.
El que fuera secretario personal del Papa, monseñor Capovilla, contó más tarde cómo se desarrolló aquella mañana que cambiaría el rumbo de la vida de la Iglesia. Estas fueron sus palabras:
“Fue un día como los demás. Se levantó el pontífice como de costumbre a las cuatro, hizo sus devociones, celebró la Misa y asistió después a la mía. Se retiró a continuación a la salita de comer para la primera colación, dio una ojeada a los periódicos y quiso revisar el borrador de los discursos que había preparado. A las diez partimos para la Basílica de San Pablo Extramuros. La primera parte de la ceremonia duró de las diez y media hasta la una. Entonces entramos en la sala de los monjes benedictinos, nos retiramos todos y quedó el Papa con los cardenales. Leyó el discursito que había preparado, digo discorsetto porque así lo definió él mismo, y en un cuarto de hora estaba todo terminado. Pocos minutos después se difundía por el mundo la noticia del Concilio ecuménico”.
Ya ves, amigo. Hay cosas importantes que, maduradas, no necesitan muchas explicaciones. El anuncio no lo dijo durante la celebración de la Misa, sino en unas dependencias aparte y duró un escaso cuarto de hora. Con la sencillez que caracterizaba al bueno del Papa Juan. Esta manera de empezar desde la sencillez ya fue una clave importante. Lo decía con temblor, con humildad, con cierto rubor, pero lo hacía con firme resolución. Hay cosas que deben hacerse con firmeza, aunque nazcan de la sencillez del corazón. Son las cosas importantes. No esperaban que con una edad avanzada, se atreviera a convocar nada más y nada menos que un concilio ecuménico. Las reacciones no de dejaron esperar. Aunque los medios de comunicación mundiales se hicieron eco con grandes titulares, el periódico oficial de la Santa Sede, L´Osservatore Romano fue parco y discreto. Solo emitió la nota oficial de la Secretaría de Estado.
No es fácil imaginarse cómo aquel anuncio sorprendió a muchos, no solo en el Vaticano, sino también en otros países del mundo. Es importante saberlo para poder entender las reacciones a este pequeño discurso con la propuesta del Papa. Las cosas estaban cambiando en Europa y se abrían nuevos desafíos asociados a cambios políticos, sociales, económicos y tecnológicos. La Segunda Guerra Mundial, uno de los acontecimientos más dolorosos de la historia, había hecho cambiar muchas cosas. Todos se preguntaban qué hacer: y la Iglesia, siempre atenta a las realidades del mundo, también se preguntaba cómo hacer para que el mensaje de Jesucristo llegara con fuerza y realismo a todos los hombres y mujeres y a todos los lugares en aquella hora. No es cosa fácil en una institución tan cerrada a veces. Hubo entre los cardenales, algunos que se sonreían ante este anuncio y creían que era un trámite; otros llegaron a temer que se produjeran cambios poco medidos y muy pocos esperaban que saliera de él una reforma tan importante como la que se llevó a cabo. Había que poner al día a la Iglesia, abriéndose al mundo, actualizando su vida y renovando sus formas y lenguaje.
Una anécdota con sabor español. Los obispos españoles estaban en otra onda. La mayoría de ellos andaban ocupados en la reconstrucción espiritual de España, tras la guerra y habían sido elegidos con ese propósito y dentro de los parámetros conservadores. Les pilló bastante desprevenidos. No tuvieron, salvo raras excepciones, un papel destacado, pero no dejaron de ser obedientes e hicieron esfuerzos de adaptación realmente asombrosos. Cuando se iban de las diócesis a las sesiones conciliares, organizaban grandes actos de despedida con la parafernalia propia de la época. Es curioso que, cuando volvieron, lo hacían sigilosamente en el tren y sin recibimiento alguno. Se iban con unas ropas, de morado y birrete; y volvían con otras más sencillas, con la sotana y el pectoral. La anécdota tiene que ver con esa sensación que había, tras el anuncio que hizo el Papa. Se creía que aquello seria cosa rápida y que el concilio duraría unos meses. Un obispo español le respondía a su secretario personal que le preguntaba si debía preparar mucho o poco equipaje: “No te preocupes; echa poco. Esto durará solo un mes”. No sabía el prelado que tardaría varios años y que volverían a Roma muchas veces y por largas temporadas.
Pero no quiero dejar de contarte, siguiendo en este hilo de cómo el Vaticano II nació desde la sencillez y la responsabilidad pastoral del Papa (es ahí en dónde mejor se aprecia la acción del Espíritu en su Iglesia), otra anécdota que tuvo lugar justo unas horas después de la inauguración oficial de la asamblea sinodal en la noche del 11 de octubre de 1962, tres años después de aquel pequeño “discorsetto” en san Pablo Extramuros. Muestra cómo el Papa entendía este acontecimiento. Juan XXIII ya sabía que estaba enfermo. Le había dicho a su médico: “Profesor, no se preocupe excesivamente de mi. Tengo siempre las maletas preparadas”. Ese día el Papa estaba cansado después de la ceremonia de inauguración, esplendorosa sin duda. Asistieron unos 2.500 obispos con sus mitras, sus capas, su colorido. Una ceremonia muy larga para un papa ya enfermo. Cuando llegó la tarde, el Papa se retiró en silencio a la capilla a rezar. Al poco salió para cenar y su secretario le dijo que la gente seguía en la plaza rezando y cantando con entusiasmo. No querían marcharse. Descorrió las cortinas y contempló el brillante espectáculo. Al rato le pidió que abriera la ventana y que preparara todo para un discurso improvisado. Con voz firme y entrañable, esa voz tan bergamesca que le confería un acento peculiar, el Papa pronunció unas palabras llenas de ternura. Asomaba en él la misma sencillez, pero también con la misma resolución del primer día. A lo que dijo se le ha llamado el “discurso de la luna”, otro discorsetto más. Estas fueron sus palabras:
“Queridos hijos escucho sus voces. La mía es una sola voz, pero resume la voz del mundo entero; de hecho hoy, todo el mundo está representado aquí. Se diría que hasta la luna está contenta esta noche. Mírenla cómo desde arriba observa este espectáculo, tan grande que la Basílica de San Pedro, que ya tiene 4 siglos de historia, no ha podido contemplar. Mi persona no cuenta nada, es un hermano que os habla, convertido en padre por la voluntad de Nuestro Señor, pero todo junto paternidad y fraternidad son gracia de Dios. Hagamos honor a la impresión de esta noche y llevémonos por nuestros sentimientos como ahora los seguimos delante del cielo y de la tierra. Fe, esperanza, caridad, amor de Dios y amor a los hermanos y así ayudar todos a la santa paz del señor, por la gloria de Dios y de los hombres de buena voluntad. Al volver a sus casas encontrarán a sus niños. Denles una caricia a sus niños y díganles: ‘ésta es la caricia del papa’. Quizás encuentren alguna lágrima para enjugar. Digan para los que sufren una palabra de aliento. Sepan los afligidos que el papa está con sus hijos, especialmente en las horas del dolor y de la amargura."
Aquello cautivó a los romanos que sintieron más que nunca la cercanía del Papa bueno….Empezaba el Concilio con la mirada puesta en los niños. Yo era un niño entonces. Tenía tan solo cuatro años. Un poco más mayor recuerdo en aquella televisión en blanco y negro, de las primeras que llegaron a mi pueblo, la ceremonia de clausura, impresionante. Son mis primeros recuerdos televisivos. Yo he crecido a la sombra de ese gozoso acontecimiento y te escribo esta carta para contarte estas cosas, para que no las olvides y para que nadie te de gato por liebre.
viernes, 14 de septiembre de 2012
Ayer estuve en LA CENTRAL y esta es mi opinion.Por si te interesa
Ayer me acerqué a conocer la nueva librería, abierta junto a la plaza de Callao, en Madrid, justo en un edificio rehabilitado de finales del siglo XIX. Interesante rehabilitación con la idea de albergar el hogar de los libros. Se trata de la librería “La Central”, apoyada en este empeñ opor la todopoderosa Fratinelli italiana. Qué se puede hacer hoy sin el apoyo de los grandes. No deja, no obstante de ser interesante la oferta. Lo que más me ha gustado
La distribucion de los fondos. La narrativa por paises en lengua original y traducida.
La exposicion de novedades. No cae en el terrible defecto de los malos libros en los stand de novedades
Excelente asesoramiento del personal. He visto que han elegido a lo mejor de lo que habia en otras grandes librerias. Buen trato. Saben lo que quieres y lo que buscas....y te lo consiguen
Distribucion del epacio que facilita cierta intimidad. El que busca libros busca su momento de intimidad con el libro
El bar y restaurante a la entrada, rodeado de sugerencias y novedades es encantador. Un café entre libros....
Las llamadas sobre los libros de culto, muchos de ellos olvidados o desconocidos son importanrtes.
No hay que ir con prisa a la Central. Y mucha gente joven, silenciosa, interesada, buscando, leyendo, contemplando el libro.
Lo unico que sobraba ayer era el estruendo de Callao, en donde se ha situado ultimamente la costumbre de ruidos absurdos de casas comerciales, tombolas que lo mismo te regalan un pito que una pelota. Absurdo espectaculo en la puerta de los cines. Imposible escuchar la buena musica de fondo de la libreria y el silencio de esos espacios casi sagrados. No es de recibo el ruido tan aparatoso, tan fuera de lugar, tan cateto y cutre. Y saben ustedes lo que mostraban ? las copas ganadas por la selección.
Y paseando por Callao, uno parece ahora estar en las confluencias de Callao y Corrienets en Buenos Aires, la Meca de las librerias. Madrid se va haciendo su geografalibresca. Siempre queda huir a las librerias pequeñas que han de ser apoyadas y visitadas. Un café en la Buena Vida a las once de la noche, en invierno; un vino en Tipos Infames con un café en las tardes de otoño o una conferencia en la Alberti de Arguelles.
Una gozada
jueves, 13 de septiembre de 2012
TAL DIA COMO HOY SE EMPEZO EL MURO DE ADRIANO...Los muros siguen levantados entre el norte y el sur de Europa
Los muros son instrumentos de la Historia para el “apartehid”económico como el que se está llevando a cabo desde el Bundesbank. El nuevo Reich fuerte, altivo y el Mediterraneo cálido y al sol. Grecia, Italia, España, Portugal....miran hacia arriba y un nuevo muro se levanta...
El Muro de Adriano fue una antigua construcción de Britania, para defender el territorio britano sometido, al sur de la muralla, de las belicosas tribus que se extendían más al norte del muro, en lo que llegaría a ser Escocia. La muralla tenía como función también mantener la estabilidad económica y crear condiciones de paz en la provincia romana de Britania al sur, así como marcar físicamente la frontera del Imperio. La Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987, a la que se sumaría el Limes de la Alta Germania-Retia (2005) en Alemania y el Muro Antonino (2008) en el Reino Unido, con el que forman la denominación conjunta "Fronteras del Imperio Romano". "English Heritage".Muros en la Historia, el más humillante, el de Berlín tras la Guerra Mundial.
Un nuevo muro se anda levantando en este inicio de milenio. El muro del euro, la moneda en dos velocidades: la que marca el norte, de pensamiento protestante y el sur, de pensamiento católico. La ideologia economicista, marcada en su momento por el pensamiento religioso, está aun presente. Un muro que impide, pese a los esfuerzos, que se construya una nueva organizacion, Los Estados Unidos de Europa, un viejo sueño ya olvidado y que no logró el Tratado de Roma. Hoy se escuchan voces en este sentido. Ha vuelto a pedirse esta unidad politica y economica., no solo moneda unica, manejada por los que están más allá del muro, en la parte alta.