La Conferencia Episcopal Española ha emitido hoy un
comunicado en el que recuerda, una vez más, la doctrina de la Iglesia sobre el
matrimonio homosexual y el fallo del Tribunal Constitucional, ya avanzado y que
se convertirá en sentencia.
Cinco precisiones al respecto:
1.
Se
trata de recordar una vez más (hay estribillos muy frecuentes mientras otras
grandes verdades se ocultan) la doctrina
que la Iglesia viene manteniendo de forma firme desde hace ya tiempo sobre el tema.
Estar de acuerdo o no sobre ella es otra cosa. La relación del cristiano con el
Magisterio de la Iglesia es un asunto que merece un tratamiento más mesurado y
en ello la conciencia está de por medio y es muy importante tenerla en cuenta. Y
en este tema, más allá que se esté de acuerdo o no con la palabra “matrimonio”
para esta unión, más allá de otras connotaciones, hace falta un debate que sepa
abrir el oído a la realidad, a la ciencia, a la sociología y psicología, al
Evangelio y a la vida misma. Los moralistas no se ponen de acuerdo, pero “Roma
locuta, causa finita” y en esto, amigos, hay mucha leña que cortar. La doble
moral es también arma de doble filo.
2.
En
la nota se dice que este tipo de matrimonio afectará gravemente a las familias.
Como tantas otras cosas están afectándoles. Un estudio psicológico reciente ha
hablado de la fuerte fragmentación que la crisis produce en las familias. Los “amos
del dinero”, auténticos responsables de la crisis también debieran ser objeto
de las iras episcopales. Y son muchos más de los que creemos. Y los políticos,
y los empresarios y quienes han acumulado dinero mientras aumenta la pobreza. Hay
pecados de la moral social que también debieran denunciar con la misma fuerza,
rapidez e insistencia.
3.
Un
día los obispos españoles deberían hablar con esa rapidez y contundencia contra
la usura, la carrera de armamentos, los desahucios (sólo lo han hecho unos
pocos), los intereses abusivos de los bancos, el injusto contrato basura y
tantas cosas más. Es hora de gritar con fuerza, desde la moral cristiana, y
desde la Doctrina Social contra quienes han causado esta situación que lleva a
muchas familias al hambre, a otras a la
calle, a algunos al suicidio y a los jóvenes a ver truncadas sus vidas por la
falta de trabajo. Y contar quienes especulando, como en el Madrid Arena, han
querido ganar dinero aumentando el aforo y la cartera a costa de cuatro jóvenes
vidas. Contra eso también debieran de hablar nuestros obispos más allá de oraciones
encomendando su alma. Y también hay que hablar de ellos con TODA RAPIDEZ, como
lo han hecho ahora, aún antes que salga la sentencia
4.
Y
de nuevo el lenguaje. Un lenguaje tan en negativo, tan sórdido, tan frio aleja,
y mucho, a quienes en la Iglesia desean buscar la misericordia entrañable. Hoy
los obispos españoles, al menos quienes han redactado la nota, y los
responsables que los votaron sabiendo que así suelen hacerlo, han echado leña
al fuego, han puesto en la picota a muchos buenos cristianos y, de nuevo, han
provocado, sin necesidad, a una sociedad que bastante tiene ya con la que le ha
caído encima, como para estar pensando en estos temas. Porque a la familia no
la rompe tanto un matrimonio homosexual, como la virulencia de la injusta y
consentida crisis económica. La gente espera hoy una palabra de consuelo.
5.
Y
por ultimo. Los obispos debieran saber que con esta postura tan repetida y
veloz están haciendo crecer un malestar absurdo cuando la gente pide a la
Iglesia una palabra distinta, de comprensión. La negociación, aportando
nuestras legítimas posturas, aunque en algunos lugares no se entienda, es
urgente. Habrá muchos padres que en estos días vean sufrir a sus hijos e hijas,
cristianos ellos, que han recibido de la Iglesia el manotazo duro, el hacha
helada.¡ Estamos hablando de leyes ¡ Pero hay una ley que es la del amor, que
es aún mayor.
Firmo y sello cada palabra, línea y párrafo de este comentario. La iglesia que soñamos y en la que creemos...
ResponderEliminarNada mas que: ¡Gracias!, ¡Muchas Gracias!.
ResponderEliminarUn Abrazo,
Paulo,sj
Totalmente de acuerdo. Tenemos mucho que aprender, que escuchar, que unir y que compartir antes de apresurar la palabra en vano...
ResponderEliminarEl dedo en la llaga... el amor, la fraternidad cristiana.
ResponderEliminarExcelente reflexion. Refleja tal cual el pensamiento de muchos católicos . Felicitaciones Juan.
ResponderEliminarRoberto
Muchas gracias. Aunque no creo conocerte. O si?
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