En tres ocasiones tuve la oportunidad
de conversar con JUAN GELMAN, fallecido ayer en México DF, la
tierra que lo acogió cuando se le hizo irrespirable Argentina,
convertida entonces en fosa de mentiras y odio. ¡ Cómo se huele la
mentira ! . La primera vez fue en la recepción que le hizo la
Embajada de Argentina en España, con motivo del Premio Cervantes.
Breve y enjundiosa conversación. Hablamos de Diego Rivera. La
segunda, en el hotel en el que nos alojábamos durante la Feria del
Libro de Guadalajara (FIL) , en México . Allí me habló con un café
de cómo España debía seguir luchando por la Ley de la Memoria
Histórica. Y la tercera, al coincidir , en dos mesas cercanas, en un
restaurante de Mexico DF. Amable, sonriente y con el recuerdo de
nuestra conversación sobre la memoria me preguntó cómo iba eso en
España. Fue la ultima vez y fue un saludo rápido ,al reconocernos,
y tras levantarse él de la mesa al acabar la cena.
Y en las tres ocasiones quedé
impresionado de su elegancia, de su tristeza contenida, de su
vitalidad, y de una alegría extraña, profunda, que asomaba en sus
ojos, pese al lastre de sufrimiento que ha arrastrado estos años,
tras el horror de la Dictadura Argentina que le arrancó a su hijo y
a la familia..... Luchó como un titán para recuperarla. ¡ Un titán
! Pero tuvo que exiliarse y en esa tierra lejana murió, pero se
quedó con todos.
Este último post en su blog,
impresiona.
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
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