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domingo, 3 de noviembre de 2013

Un elogio de la escalera


“Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño” decía Mark Twain. La escalera, nexo arquitectónico entre espacios situados a distinto nivel, tiene también una importante carga simbólica y ha servido de raíz de “escalar”, “escalada” derivando en sinónimos como “gradación”, “gama”, “progresión”, “serie”, “rango”, jerarquía. Ya en la Biblia, testimonio escrito de viejas civilizaciones, se nos cuenta la confusión de lenguas cuando en Babel, la construcción de un gran zigurat rodeado de escaleras, pretendía rasgar la trascendencia. Las escaleras se fueron instalando en las arquitecturas más primitivas como elementos relacionales de espacios, pero también diferenciadores de clases sociales y de estamentos nobiliarios (las escaleras del Escorial o las llamadas “escaleras de servicio” o “escaleras de incendios”).  Escaleras las ha habido en todas las civilizaciones y han tenido un papel relevante en la simbología religiosa, cultural sociológica o económica incluso. (“Gentes de escaleras abajo”, dice Sampedro en “La Sirena para referirse a rufianes y gentes de baja laya). Estar en lo más alto de la escalera o verse arrojado a lo más bajo de ella eran expresiones comunes para ensalzar o vituperar. Mirar desde arriba (prepotencia) o desde abajo (humillación). No saber si se sube o se baja (ambigüedad). Escalar es subir de puesto, de rango, de escalón social, de nivel económico. Sobre lo complejo de las escaleras dijo Dante en la Divina Comedia: “Conocerás por experiencia lo salado del pan ajeno y cuán triste es subir y bajar las escaleras en un piso ajeno”. Porque así se conoce todo; y bien.  

La importancia de este nexo entre espacios situados a un nivel distinto es enorme y compleja. Es un elemento de socialización como demostró Buero Vallejo en su Historia de una escalera, escenario de la vida de tres generaciones en España.  Para George Perec la escalera es el eje de su novela “La vida instrucciones de uso”. Le dedica doce capítulos. Así empieza la obra: “Sí, podría empezar así, aquí, de un modo pesado y lento, en ese lugar neutro que es de todos y de nadie, donde se cruza la gente casi sin verse, donde resuena lejana y regular la vida de la casa (…) todo lo que pasa, pasa por la escalera; todo lo que llega, llega por la escalera (…) por eso la escalera es un lugar anónimo, frio, casi hostil.”. En las casas antiguas hay peldaños de piedra, barandillas de hierro forjado y en las casas modernas hay ascensores, aunque permanece la escalera, fiel vigía. 

Por las escaleras pasan las sombras furtivas de quienes vivieron en las casas, los recuerdos, emociones, vidas ajenas, entrelazadas en la escalera. Escalones, descansillos, mesetas son sus partes y clases de escaleras las hay variadas: ciegas, propias de  construcciones en donde se intentaba conjugar el secreto de las habitaciones, muy especialmente en la Francia de los siglos XVII y XVII. Escaleras cuadradas, de caracol, imperiales, fijas, ligeras, de soga o de hierro, de cuerda, de esparto, de tijera, catalanas o imperiales. Las hay cuadradas, de caracol o imperiales. Escaleras mecánicas y hurtadas o colgadas. Las hay hermosas y las hay lúgubres. Una escalera de madera presagia noches de miedo en las novelas de intriga y una escalera de piedra o mármol muestra la excelencia de un edificio, Si la escalera se sube a hurtadillas o de forma solmene, te dice el tono del relato. Una escalera sobre una chabola nos habla de primitivismo y una escalera lúgubre acerca olores, humedades, intrigas…Cuando en la literatura se describe una escalera ya estas adelantando lo que te vas a encontrar. No subirla a veces, sustrae al lector de la sorpresa. Es importante conocer una escalera para conocer mundos que de ella se derivan. Y de sensaciones. El arquitecto alemán  Ernest Neufert decía: “Las sensaciones al ascender por una escalera pueden variar mucho: desde las diferentes posibilidades de diseñar la escalera de una vivienda, hasta las posibilidades que ofrece una escalera en el exterior, por la que ascender o descender apenas requiere esfuerzo”. 

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